El ónix es una piedra preciosa variedad estratificada de calcedonia, al igual que el ágata, diferenciándose ambas únicamente por la forma de las bandas, paralelas en el ónix y curvas las del ágata. Esta piedra es generalmente de color blanco y negro, aunque hay variedades amarillas, verdes y rojas, con una franja blanca. Es de lustre ceroso y con una transparencia que va desde las que son totalmente opacas a las traslúcidas.

Su nombre proviene del griego ὄνυξ, que se traduce como “garra” o “uña”, ya que cuenta la leyenda como origen de esta hermosa y cautivadora gema que Cupido, mensajero del amor, sorprendió a la hermosa Venus, diosa del amor, dormida sobre la arena de una playa y aprovechando tal ocasión cupido corto las uñas de la durmiente y al huir volando hacia el olimpo las dejo caer sobre la orilla. El destino, para asegurarse de que ninguna parte del cuerpo de la divinidad falleciera decidió convertirlas en pequeñas piedras negras.

Los expertos esotéricos recomiendan la piedra ónix para la protección contra auras negativas, envidias, mal de ojo y celos, ya que por su porosidad y capacidad de absorción tiende a atraer las energías negativas y las hace desaparecer en su interior. 

Igualmente se considera  la piedra preciosa más adecuada para los nacidos en el mes de Febrero e ideal para regalar en una joya engastada con motivo del 95 aniversario de bodas.